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El problema de los vasos desechables

Los vasos desechables parecen inofensivos, pero su uso tiene un impacto ambiental importante. Detrás de cada pequeño café para llevar, se esconde una contaminación invisible, relacionada con la fabricación, el transporte y el difícil reciclaje de estos envases.

No siempre nos damos cuenta, pero los vasos de un solo uso representan un verdadero desafío ecológico. Cada día, millones de consumidores los utilizan… y la gran mayoría no se reciclan.

Información
En promedio, un vaso desechable tarda 150 años en degradarse debido a su fina capa plástica interna, indispensable para hacerlo impermeable.

Aunque son de cartón, contienen un revestimiento plástico (poliestireno) que complica su reciclaje. A escala mundial, se producen varios miles de millones de vasos cada año. Para dar una idea, una persona que bebe un café en un vaso cada mañana utiliza aproximadamente 250 vasos al año. Solo en Quebec, esto representa 1,5 mil millones de vasos cada año.

Vaso de cartón con revestimiento plástico
Un vaso de cartón no es tan ecológico como se podría creer

Contrariamente a una idea generalizada, la fabricación de vasos de cartón es más contaminante que la de vasos de plástico:

Su fabricación, a partir de madera, requiere 13 veces más agua y 2 veces más electricidad que la de los vasos de plástico. Al final, un vaso de plástico equivale a 3,2 g de petróleo frente a 4,1 g para la versión de cartón, según un estudio del MIT. Peor aún, la capa plástica interna hace que su reciclaje sea casi imposible y su compostaje muy complejo. Más información

Además, los vasos llamados compostables no se descomponen correctamente a temperaturas inferiores a 57 °C, lo que los hace incompatibles con la mayoría de los compost domésticos.

La solución más eficaz para reducir esta contaminación es adoptar tazas reutilizables.
Ya sea de cerámica, vidrio o acero inoxidable, estas alternativas permiten ahorrar recursos y evitar toneladas de residuos cada año.

Consejo
Llevar su propia taza a la oficina o a la cafetería reduce instantáneamente su huella ecológica e incluso puede ahorrarle dinero en algunos establecimientos.

Fuentes:
Ville en vert
Les Échos