El problema de las fechas de tueste del café

La importancia de la fecha de tueste en su experiencia con el café es a menudo subestimada. Este artículo examina las regulaciones sobre el etiquetado y su significado para usted, como consumidor informado. Descubra cómo la frescura de los granos influye en los aromas y el sabor de su café, así como la importancia crucial de prestar atención a esta fecha para maximizar el placer de cada taza. No deje que el azar guíe sus elecciones; sumérjase en nuestro análisis exhaustivo sobre este tema fundamental para todos los amantes del café.
La fecha de tueste: un indicador clave
Cuando compro mi café en grano, siempre me hago la pregunta: "¿Cuándo fue tostado?". Miro el paquete, lo giro por todos lados y constato que, en general, no está indicado. Sin embargo, poco importa la fecha de envasado, de consumo o incluso la fecha de fundación de la marca: lo más importante sigue siendo la fecha de tueste, verdadero punto de partida de la frescura del café.
Entonces, ¿qué dice la ley para proteger al consumidor? ¿Esta reglamentación es realmente respetada por los vendedores?
El café es un producto seco. Bien envasado, puede conservarse durante años sin peligro para la salud. Pero la calidad gustativa del grano – aromas, crema, textura – se altera muy rápidamente después del tueste.
En realidad, el etiquetado debería indicar como mínimo la fecha de tueste. Porque desde las primeras semanas, el café pierde su intensidad aromática, y el placer en taza disminuye fuertemente. Para un café de alta gama vendido varios meses después del tueste, la decepción está asegurada.
¿Qué dice la legislación?
Según la reglamentación, existen dos tipos de fechas obligatorias según la categoría de los productos:
| DLC (fecha límite de consumo) | DDM (fecha de duración mínima) |
|---|---|
| Concierne a los productos muy perecederos. Su consumo después de esta fecha presenta un riesgo sanitario. | Mencionada como «consumir preferentemente antes del…». Los productos siguen siendo consumibles después de esta fecha, pero el fabricante ya no está obligado a garantizar su calidad. Esto concierne especialmente a las conservas, las galletas… y el café. |

¿Qué piensa el consumidor?
Un paquete de café que indica únicamente una DDM respeta la ley, incluso sin precisar la torrefacción. Las demás menciones obligatorias se limitan al nombre y dirección del vendedor, al peso y al precio. Para el café verde se añaden el país de origen y la variedad.
La fecha de torrefacción por lo tanto no está impuesta por la ley, lo que conviene a los industriales. Pueden dar salida a stocks viejos, o incluso a cafés interesantes pero pasados en el momento de la degustación. Poco importan tus ajustes de molienda, de cantidad o de temperatura: el resultado será decepcionante, porque el grano ha perdido su frescura.
Entonces, ¿qué hacer?
Existen dos soluciones principales:
Tostar uno mismo: es posible invertir en una máquina dedicada, eficiente pero costosa (alrededor de 1000 € o más). Esto requiere pasión, tiempo y experiencia.
Priorizar un tostador local: si tienes la suerte de tener uno cerca de tu casa, es la garantía de obtener un café recién tostado. No dudes en preguntar directamente «¿Cuándo han tostado este lote?».
Si el vendedor parece evasivo, cambia de establecimiento: no es un verdadero tostador.

Pero no todo el mundo tiene un tostador de proximidad. Las grandes marcas, en el supermercado, se contentan a menudo con la mención “consumir preferentemente antes del…”, totalmente insuficiente para un producto tan frágil como el café.
Entre las raras excepciones, Starbucks indica dos fechas: la “producción” (que correspondería al tueste + envasado) y la “best before” (fecha de consumo preferente). Así, se encuentran paquetes puestos en los estantes entre 2 y 6 meses después del tueste.
Algunas otras marcas van aún más lejos, mostrando fechas de consumo preferente de uno o dos años. Es legal, pero totalmente incoherente con la realidad sensorial del café.



Conclusión: una ley insuficiente
La fecha de consumo preferente protege al consumidor en ciertos productos estables (conservas, galletas), pero es inútil para el café. Desde su puesta a la venta, la calidad puede ya estar alterada sin que el consumidor sea informado de ello.
Una solución simple y transparente sería imponer la indicación de la fecha de tueste en todos los paquetes. Esto protegería a los amantes del café contra las derivas de ciertas marcas y garantizaría una experiencia gustativa óptima.
